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Sabbat en Plenilunio
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Sinopsis: En esta primera parte de este artículo de dos partes, Jacob Wright de la Universidad de Emory nos propone una serie de evidencias que sugieren que el Sabbat se celebraba originalmente una vez al mes. Antes que se estableciera el ciclo semanal de la semana de siete días, el Sabbat se refería al tiempo del Plenilunio, que junto con el Novilunio eran ampliamente observados en la antigüedad en el Cercano Oriente.
Algunas leyes bíblicas iniciales ordenan también el cese de labores cada siete días, similares a los estatutos que requieren un descanso durante el año séptimo para las tierras de labranza; estas leyes son de naturaleza social y están conectadas a la importancia del número siete que se dio en numerosas culturas antiguas del Cercano Oriente. Estas leyes, sin embargo, originalmente no tenían nada que ver con el Sabbat. Cómo y porqué los días de descanso se fusionaron con el Sabbat mensual, será explorado en la segunda parte.
Parte 1
El Sabbat Mensual y el Séptimo Día de Descanso
La Cuestión
El ciclo semanal de siete días no tiene una conexión inherente a la naturaleza. Sin embargo, se volvió fundamental para el Judaísmo, y dentro del Judaísmo ha estructurado los tiempos y ciclos de labores en todo el mundo. Cuando el emperador romano Constantino se convirtió al Cristianismo, él adoptó la semana de siete días relacionados con la rotación del Sabbat (Sabbat) establecida de antiguo por el pueblo Judío. Al expandirse el Cristianismo, se expandió así mismo la semana Judía. A pesar de que la Revolución Francesa, la Unión Soviética, y otros han ocasionalmente intentado erradicarla, la semana de siete días ha soportado la prueba del tiempo.[1]
¿Pero qué sabemos sobre los orígenes de este ciclo de siete días? ¿Cuándo y cómo llegaron las comunidades en el antiguo Israel y Judá a adoptar la práctica del cese de labores en el Sabbat? ¿Y por qué fue establecido por los autores bíblicos como figura central en la identidad nacional de Israel?[2] Al explorar este asunto, es crucial examinar los textos relevantes por separado, en lugar de asumir que todo se relaciona a la misma institución y práctica.
El Novilunio y posteriormente el Sabbat
Una cantidad de textos bíblicos de las primeras épocas, tanto del reino del norte Israel así como del reino del sur Judá, se refieren al Sabbat conjuntamente con la celebración del Novilunio (chodesh). Así pues, en una de las leyendas de Eliseo del libro de los Reyes, una mujer ordena al marido que la provea con un siervo y un asno para que puedan visitar al “hombre de Dios” en el Monte Carmelo. El marido expresa una duda: “¿Porqué has de ir a él hoy? No es ni Novilunio ni Sabbat.”[3] A pesar de las protestas del marido, la mujer contesta con “shalom,” ensilla el asno y parte con un siervo.[4] Nótese aquí cómo el marido, en su respuesta, menciona el Sabbat después del Novilunio e identifica ambas ocasiones con momentos en los que uno acostumbra visitar a un vidente o a un profeta.
Una cierta cantidad de antiguos textos bíblicos concuerdan en conjuntar el Novilunio con el Sabbat y en ubicar al Sabbat después del Novilunio.[5]
“Pondré fin a (ve-hishbati) todo su gozo, su fiesta, su Novilunio, su Sabbat, y todas sus reuniones festivas” (Hosea 2:13).[6]
“No traigan más ninguna de sus ofrendas indignas,
El incienso es una abominación para mí.
El Novilunio y el Sabbat,
las invitaciones a las asambleas–
No puedo soportar la iniquidad ni las asambleas solemnes.
Aborrezco su Novilunio y sus reuniones festivas,
Se han convertido en una carga para mí…” (Isaías 1:14-15).[7]
Escuchen esto, ustedes que hacen caer a los necesitados, para acabar con los humildes de la tierra, diciendo, “¿Cuándo se acabará el Novilunio,
Para poder vender el grano,
Y el Sabbat, para poder abrir el mercado del trigo,
Para hacer más chicas las fanegas y los shekels más grandes,
Y para hacer trampa con balanzas arregladas,
Así mismo, para poder comprar a los indigentes por dinero
Y a los necesitados por un par de sandalias” (Amos 8:4-6).[8]
Sabbat de Plenilunio
Si en todos estos casos, el Sabbat se refiere al séptimo día de la semana, el orden del Sabbat luego del Novilunio resultaría extraño. Los autores bíblicos usualmente inician con lo que ocurre más frecuentemente. Esto es lo que precisamente encontramos en los textos post-exilio, por ejemplo Nehemías 10:34 “… por los Sabbats, y por los Novilunios, y por las Fiestas de Guardar.”[9]
En estos textos posteriores, el Sabbat se refiere al séptimo día de la semana, así que viene antes del Novilunio, lo cuál ocurre cada mes, y es seguido por las Fiestas de Guardar que se celebran una vez al año. Sin embargo, en textos más antiguos, el Sabbat parece referirse no a un día de la semana sino más bien a una fase lunar.
Así como chodesh se refiere al Novilunio (comparemos chadash con “novi”), la palabra Sabbat, que sigue a chodesh en estos textos, parecería designar lo que llamamos como “plenilunio”[10]
Lo que esto significa es que por gran parte de la historia de Israel antes del exilio (previo a 586 AEC), el Sabbat se celebraría una vez al mes, unos quince días luego de la festividad del novilunio. Durante estas dos fases lunares, las comunidades pausarían sus labores cotidianas para realizar sus actividades de culto. Ofrendas y sacrificios se ofrecerían a la deidad, seguidas por festines suntuosos.
Estas eran fechas auspiciosas para consultar oráculos, lo que explica por qué en los textos de Reyes que se examinan anteriormente, el esposo se pregunta por qué su esposa haría la travesía para visitar al profeta cuando aún no era Novilunio, o Sabbat.
Similarmente, muchos otros textos se refieren a las actividades de culto (ofrendas que se realizaban y actividades comerciales que cesaban) en este Sabbat del Plenilunio.[11]
El Plenilunio
El Plenilunio es un momento importante en muchas culturas. Trece Festividades mayores Hindúes inician en este tiempo propicio cada mes del año. Por todo el Cercano Oriente en la antigüedad, el quince del mes era un tiempo para celebraciones rituales. Una buena cantidad de celebraciones judías (Sukkot, Pesach, Purim, Tu BiShvat, Tu B’Av) inician quince días luego del Novilunio.[12] La elección de iniciar estas festividades en estas fechas debe haber tenido que ver con el plenilunio.
De modo pues que si originalmente el Sabbat era celebrado una vez al mes, en Plenilunio, ¿Cómo fue a ser designado como culminación de la semana de siete días?
El Número Siete
El número siete tiene significado simbólico en una gran variedad de textos existentes aún mucho antes de los primeros escritos bíblicos. Por tanto, cuando el monarca del Sur de Mesopotamia, Gudea, construye un templo, lo dedica por siete días.[13] (El relato pudiera haber proporcionado los fundamentos para una festividad anual.) En el relato del diluvio en la versión ninivita del relato épico de Gilgamesh, el número siete tiene un rol especial.[14]Cuándo Enkidu muere, Gilgamesh guarda luto por seis días y siete noches. De modo similar, cuando la reina madre del monarca Neo-Babilonio Nabonidus muere, ella es llorada por siete días y sus noches, paralelamente a los lutos de siete días guardados luego de las muertes del Rey Shulgui de Ur y luego de la invasión de los Guti a Nippur.[15]
En la literatura épica del reino Sirio de Ugarit, muchos rituales duran siete días—no sólo de luto sino también festivos.[16] En lugares del sur de Anatolia y del norte de Mesopotamia (tales como Emar y Mari), así como a través del sur de Mesopotamia, una buena cantidad de festividades, rituales y otros eventos simbólicos se conducen por siete días. Por tanto, el héroe Kirta, de la leyenda de Ugarit, emprende un viaje, como parte de una campaña militar que dura siete días.[17] En Egipto también, el número siete asume un significado simbólico, probablemente debido a influencias extranjeras; se relaciona frecuentemente con creación y regeneración.[18] Aún en la literatura Homérica, que participa en algunos aspectos de la amplia cultura Mediterránea, las fiestas se celebran frecuentemente durante siete días.[19]
Siete en la Biblia
En la Biblia, podemos identificar una amplia variedad de actividades que continúan por siete días, meses, o años. Muchas de ellas son ceremoniales o conmemorativas por su naturaleza, así como las que presenciamos en la evidencia no-bíblica. Estas incluyen el luto (“shiva”), festines, bodas, dedicaciones de templos y travesías.[20]
En la base de esta evidencia comparativa, podemos estar seguros de que las sociedades de Israel y Judá habrían dado un significado especial al número siete desde tiempos tempranos en sus historias. La pregunta es: ¿Cómo llegó este número simbólico a ser identificado con el Sabbat, y cuándo se volvió la semana de siete días la forma más básica de ordenar el tiempo?
Los Requerimientos Más Antiguos para el Séptimo Día de descanso
Aún cuando muchas actividades duraron siete días en las culturas vecinas, no se encuentra un ciclo semanal durante el cual uno debiera abstenerse de laborar en el séptimo día o que fuese considerado un día sagrado en alguna manera. Lo más cercano a esta noción sería la semana egipcia. Que por otro lado, duraba, diez días, no siete.[21]
Dos regulaciones en el Éxodo ordenan una pausa después de seis días de labor, sin embargo, originalmente nada tenían que ver con el Sabbat. El primero se encuentra en un pasaje que la mayoría de los escolares asignan a una antigua porción del libro, el denominado Código o Colección de la Alianza:
Laborarás por seis días (תַּעֲשֶׂה מַעֲשֶׂיךָ), pero en el séptimo día cesarás tus labores (תִּשְׁבֹּת), para que tu buey y tu asno puedan tener un descanso, y el hijo de tu sierva y los residentes extranjeros puedan refrescarse. . (Éxodo 23:12)[22]
Seis días deberás de trabajar (תַּעֲבֹד), pero al séptimo día deberás de cesar (תִּשְׁבֹּת); aún en tiempos de siembra o de cosecha deberás descansar. (Éxodo 34:21)[23]
Este pasaje 23:12 es concerniente a las actividades agrícolas, y asume que a quienes se dirige la orden tendrán animales de labor, siervos nacidos en casa, y residentes extranjeros que llevarán a cabo las labores más arduas en los campos de labranza. Los propietarios de las tierras son requeridos de conceder una pausa cada siete días para que los animales tengan algo de “alivio” y sus trabajadores puedan “refrescarse”—algo que finalmente será también en su propio beneficio. Estos lineamientos son precedidos directamente por otro estatuto relacionado a la shemitta o al descanso de las tierras de labranza:
Seis años tú ararás tus tierras y obtendrás sus cosechas, pero al séptimo año las dejarás descansar para que los pobres de entre tu gente puedan comer; lo que quede, las bestias de los campos lo comerán. Tú harás lo mismo con tus viñas y tus huertos de olivos. (Éxodo 23:10-11)[24]
Ambas leyes comparten una ética similar concerniente a aquellos en desventaja y a los animales.[25] Ellas están estructuradas así mismo análogamente como: seis días/años + siete días/años.
El segundo estatuto citado arriba, (34:21) parece presuponer lo que el primero (23:12); si es el caso, habría sido compuesto en un tiempo posterior. Expande el alcance de la ley más antigua usando un verbo más general para el trabajo (ta’avod) y exigiendo que se conceda el día de descanso, incluso durante los períodos críticos cuando los campos tuvieran de ser arados o los cultivos cosechados. Esta observación tiene implicaciones directas en la historia de la ley de la Torah.[26]
Estas dos leyes en Éxodo 23 y 34 no llaman dicho séptimo día de descanso como “Sabbat,” lo que tendría sentido si el Sabbat originalmente designara una fase lunar y no tuviera nada que ver con un ciclo semanal. (El verbo tishbot no tiene relación al nombre Sabbat; ver la segunda parte de este artículo.)
Otra observación es igualmente importante: Estas leyes no requieren que las comunidades cesen de sus actividades particulares en el mismo día séptimo—en otras palabras, no necesitan estar de acuerdo en ningún punto fijo común de algún tiempo en el que toda la sociedad colectivamente pudiera contar los mismos siete días. Lo que se requiere es que los terratenientes israelitas cesen de sus labores cada siete días (cuando cada quien elija iniciar dicho ciclo) para que los animales y los humanos que trabajan para ellos tengan un respiro regular de sus trabajos.[27] Dada la motivación explícita para esta ley, no hay motivo alguno para que todos los miembros de la sociedad cesen sus labores en el mismo día.
Sumario: Dos Instituciones Separables
Los textos arriba explorados sugieren que las poblaciones de los reinos de Israel y Judá conmemoraban un ciclo mensual Chodesh-Sabbat que giraba alrededor del Novilunio y el Plenilunio. Un estatuto legal no relacionado requería que los terratenientes concedieran a sus trabajadores y animales un descanso cada siete días. La primera institución era comunal y cúltica, con la población celebrando colectivamente los mismos días. La última era personal y ética, y pudiera haber sido iniciada por cada terrateniente independientemente. Este día de descanso obligatorio no había sido llamado aún como Sabbat. En esta etapa inicial del desarrollo del calendario no existía una semana estándar de siete días el Sabbat al que se referían era una celebración de Plenilunio.
¿Cómo es que estas instituciones originalmente separadas se mezclaron, mudando la celebración del Plenilunio a una celebración semanal? Esta es la cuestión que abordaremos en la parte dos de este artículo.
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Published
March 16, 2015
|
Last Updated
July 12, 2024
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Footnotes
Prof. Jacob L. Wright is Professor of Hebrew Bible at Emory University’s Candler School of Theology. He holds a doctorate from Georg-August-Universität, Göttingen. Wright is the author of Why the Bible Began: An Alternative History of Scripture and Its Origins, which won the 2023 PROSE Award and was on the “best-of” lists for 2023 from The New Yorker and Publishers Weekly. He is author of several other award-winning books and the editor of many others.
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